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Así que, amados, ya que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda impureza de cuerpo y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

El arrepentimiento de los corintios

Recíbannos. A nadie hemos agraviado; a nadie hemos corrompido; a nadie hemos explotado.

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